Dirección de Comunicaciones UIS
Bucaramnanga.- Nace en la UIS el primer proyecto CaSiRI que permitirá caracterizar los sitios candidatos a radio observatorios y así ubicar con exactitud los denominados “cielos silenciosos”.
Colombia debe hacer todos los
esfuerzos posibles para integrar la red de observatorios que a nivel mundial se
encargan de estudiar el universo a partir de señales de radio. Así lo aseguró
el profesor e investigador de la Universidad Industrial de Santander, Julián
Rodríguez Ferreira, quien lidera la construcción y puesta en marcha de ese sistema.
Según el profesor e
investigador de la Escuela de Ingenierías Eléctrica, Electrónica y
Telecomunicaciones (E3T) y director del grupo de investigación CEMOS, gracias
al sistema CaSiRI el país podría estar a un paso de encontrar el lugar con las
condiciones necesarias para la construcción del primer observatorio colombiano
profesional de alta montaña para el desarrollo de radioastronomía, un espacio para el estudio
del universo gracias a las señales contenidas en el espectro radio-eléctrico
que provienen desde diferentes cuerpos celestes y eventos cósmicos.
Así como en la astronomía del
visible se buscan sitios con cielos despejados, altos, con pocas nubes y muy
baja humedad; la radioastronomía requiere que además los sitios sean
“silenciosos”, es decir que en el lugar las señales de radio circundantes de
origen humano sean lo más débiles posible o que idealmente que no existan.
“La dificultad se manifiesta
cuando uno entiende que todos los servicios comerciales como la radio,
televisión, telefonía móvil, enlaces satelitales etc. comparten las mismas
bandas espectrales en las cuales están las señales que nos vienen del universo,
solo que son millones de veces más potentes. Por eso debemos evitarlas al
máximo, como no se ven, debemos detectarlas con las antenas”, aseguró el
profesor UIS.
¿Cómo funciona CaSiRI?
CaSiRI es un laboratorio móvil
que se transporta fácilmente a partir de un remolque. Está conformado por una
serie de antenas y un rotor que permiten capturar las señales de radio de los
servicios comerciales en diferentes direcciones; incluye también una cámara que
toma imágenes de todo el cielo las 24 horas y una estación meteorológica que
estudia las diferentes variables atmosféricas como temperatura, presión,
humedad, radiación solar y velocidad del viento.
Todas estas señales son
enviadas por medio de cables especiales a un dispositivo de radio que las
amplifica y las filtra, además las digitaliza para su posterior análisis. Estos
datos son almacenados en un servidor que ejecuta el software de reducción y
análisis de datos. El sistema funciona de manera autónoma y manual y se puede
controlar a distancia. De igual manera, cuenta con una versión simplificada y
portátil que permite hacer un primer sondeo rápido de los sitios.
De llegarse a considerar un
sitio que cumpla con todas las condiciones para un radio observatorio, se
procede a instalar el sistema completo contenido en un tráiler, el cual se deja
allí varios días adquiriendo datos que luego son analizados por el equipo de
científicos.
Una travesía científica afectada por la
pandemia
Antes de llegar la pandemia,
los investigadores y profesionales realizaron salidas de campo para el estudio
de sitios posiblemente candidatos ubicados en el Páramo de Santurbán, el Parque
Nacional Nevado del Cocuy y en la Laguna de Tota. También se elaboraron documentos
para la Agencia Nacional del Espectro que orientan la regulación y política
para el desarrollo de la radio astronomía y demás servicios científicos en
nuestro país.
“La experiencia ha sido muy
valiosa, primero porque nos permitió aprender a usar nuestro propio dispositivo
en campo, tarea bastante compleja dadas las condiciones extremas que un trabajo
de este tipo implica, pasar días y noches a la intemperie, cruzar trochas a pie
y lomo de mula para llegar a sitios recónditos. La satisfacción está en lo
aprendido y lo vivido, salir del laboratorio e interactuar con la comunidad es
sumamente valioso”, comentó el profesor Julián Rodríguez.
La última parada de CaSiRI fue
en el Páramo de Berlín, allí permanece estacionado a la espera del paso de la pandemia
para volver a recorrer el territorio nacional en búsqueda del anhelado cielo
silencioso, en el que por primera vez se pueda hacer posible el sueño del
primer radio observatorio colombiano.
“Por ahora el estudio nos
permitió identificar una zona cercana, la vereda Saladito de Tona, como primer
candidato para la radioastronomía de bajas frecuencias (50-250 MHz). En el
Nevado del Cocuy se identificaron sitios que debemos seguir estudiando y
fundamentalmente, requerimos continuar con la caracterización de otros lugares
en el país”, agregó el profesor Rodríguez.
Un esfuerzo articulado de apasionados por la
astronomía
Además del profesor Julián
Rodríguez Ferreira, este proyecto cuenta con el respaldo de profesores de la
Escuela de Ingenierías Eléctrica, Electrónica y Telecomunicaciones (E3T), como
Homero Ortega Boada del grupo de investigación RadioGis; Óscar Reyes, del grupo
de Investigación en Conectividad y Procesado de Señales – CPS; Edison Andrés
Soto Ríos del grupo de investigación Gisel; Efrén Acevedo y el profesor de la
Universidad de Antioquia, Germán Chaparro Molano.
El proyecto también ha
vinculado a egresados UIS, estudiantes de pregrado de Ingeniería Electrónica y
estudiantes de Maestría en Telecomunicaciones.
Además, cuenta con la invaluable colaboración científica de los
profesores Ricardo Bustos de la Universidad Católica de la Santísima Concepción
de Chile, Oscar Restrepo de la Universidad de Chile, y Joan Montanyà de la
Universidad Politécnica de Catalunya.
El respaldo de la Agencia
Nacional del Espectro ha sido vital para el desarrollo del mismo, así como el
apoyo en materia de recursos y logística por parte de la Universidad Industrial
de Santander a través de la Vicerrectoría de Investigación y Extensión y todo
su equipo de trabajo.
“La astronomía vive una época
importante en nuestro país, ya somos una comunidad creciente de astrónomos
profesionales que trabajamos en Colombia y en instituciones internacionales.
Necesitamos de observatorios profesionales operando en todas las regiones del
espectro electromagnético para formar las nuevas generaciones de profesionales
y al mismo tiempo necesitamos ser atractivos para que otros países inviertan en
infraestructura acá. Para que esto suceda, debemos hacer parte de las
colaboraciones científicas internacionales de grandes proyectos. Ese camino es
largo y comienza con estos primeros pasos”, concluyó el profesor e investigador
Rodríguez Ferreira.
Fuente: Prensa cd la UIS.
Ajuste de contenido y
diagramación: bersoahoy.co
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